Oscar se levantó del banco, arregló su uniforme
y estudió la multitud de gente que se habría paso, hacia la gran estación central
buscó la chica, cuyo corazón el conocía pero cuya cara nunca había visto
la chica de la rosa. Su interés en ella había comenzado 13 meses antes
en una biblioteca de la florida, tomando un libro del estante se encontró intrigado
no por las palabras del libro, si no por las notas escritas en el margen
la escritura reflejaba un alma pura, de grandes valores y capas de grandes sacrificios
en la contra portada del libro, descubrió el nombre de la dueña anterior
la señorita carla, con tiempo y esfuerzo localizó su dirección en NY
el le escribió una carta, para presentarse para invitarle corresponderle
al día siguiente, oscar fue enviado en barco para servir en la segunda guerra mundial
durante un año y un mes, los 2 se conocieron a través del correo
y un romance fue creciendo, oscar le pidió una fotografía
pero ella se negó por que sintió que una relación verdadera no se puede fundamentar en apariencias,
cuando por fin llego el día en que el regresara de Europa
arreglaron su primer encuentro a las 7 de la noche, en la gran estación central de NY
tu me conocerás dijo ella por la rosa roja que llevare en la solapa.
Así que a las 7:00 PM puntual oscar estaba en la estación buscándola
dejaré que el mismo oscar les diga lo que sucedió:
una joven vino hacia mi
su figura era alta y esbelta, su cabello era rubio rizado se encontraba detrás de sus delicadas orejas,
sus ojos eran azules como las flores, sus labios y su mentón tenia una gentil firmeza y en su traje verde pálido,
lucia como la primavera en vida
yo comencé a caminar hacia ella sin darme cuenta que no llevaba la rosa
mientras me movía una pequeña sonrisa curvo sus labios
¿busca a alguien marinero? Murmuro la dama
casi incontrolablemente di un paso hacia ella y entonces vi a carla
estaba parada casi directamente detrás de ella con la rosa en la solapa
una mujer ya pasada de sus 40, con cabello griseaso y algo gruesa
la chica del traje verde se iba rápidamente, sentí como si se me partiera en dos
mi deseo tan agudo de seguirla y a la ves, mi tan profundo anhelo
por la mujer de corazón puro que por correspondencia había acompañado
y apoyado durante tiempos difíciles y ahí estaba ella
tenia un aspecto amigable y sereno, no puedo negar que me sentí de pronto decepcionado,
pero enseguida comprendí que ese sentimiento respondía
sólo a la pasión y a la fantasía, contradecía todo lo que precisamente
con la ayuda de carla había descubierto sobre el amor verdadero
fue por eso que di el paso y la salude con autentico entusiasmo
es cierto esto no seria un gran romance pero seria algo preciado
algo quizás mejor que aquel romance que yo tanto soñaba
una amistad por la que había y debía estar agradecido
y me presenté, hola soy el teniente oscar y usted debe de ser la señorita carla
¿la puedo llevar a cenar?, Muchas gracias dijo la mujer
pero usted busca a mi hija, es la joven con el vestido verde que se acaba de ir
me entregó su rosa y me dijo que si usted me invitaba a cenar se la entregase
para que usted se la lleve, lo esta esperando en el restaurant de enfrente.
Aquel encuentro ocurrió al fin de la guerra mundial hace mas de 50 años
Oscar y Carla son ya muy ancianos, pero los años solo han aumentado
aquel amor probado que resulto ser verdadero.
Gracias a Alma Valderramo.
2 comentarios:
siempre hay que fijarse en lo que una persona tiene adentro eso es algo que nunca cambiara y lo de afuera eso se acaba con el tiempo ;)
La belleza interior siempre se impondrá a la belleza exterior.
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