miércoles, 29 de noviembre de 2006

La Ultima Prueba


Oscar se levantó del banco, arregló su uniforme

y estudió la multitud de gente que se habría paso, hacia la gran estación central

buscó la chica, cuyo corazón el conocía pero cuya cara nunca había visto

la chica de la rosa. Su interés en ella había comenzado 13 meses antes

en una biblioteca de la florida, tomando un libro del estante se encontró intrigado

no por las palabras del libro, si no por las notas escritas en el margen

la escritura reflejaba un alma pura, de grandes valores y capas de grandes sacrificios

en la contra portada del libro, descubrió el nombre de la dueña anterior

la señorita carla, con tiempo y esfuerzo localizó su dirección en NY

el le escribió una carta, para presentarse para invitarle corresponderle

al día siguiente, oscar fue enviado en barco para servir en la segunda guerra mundial

durante un año y un mes, los 2 se conocieron a través del correo

y un romance fue creciendo, oscar le pidió una fotografía

pero ella se negó por que sintió que una relación verdadera no se puede fundamentar en apariencias,

cuando por fin llego el día en que el regresara de Europa

arreglaron su primer encuentro a las 7 de la noche, en la gran estación central de NY

tu me conocerás dijo ella por la rosa roja que llevare en la solapa.

Así que a las 7:00 PM puntual oscar estaba en la estación buscándola

dejaré que el mismo oscar les diga lo que sucedió:

una joven vino hacia mi

su figura era alta y esbelta, su cabello era rubio rizado se encontraba detrás de sus delicadas orejas,

sus ojos eran azules como las flores, sus labios y su mentón tenia una gentil firmeza y en su traje verde pálido,

lucia como la primavera en vida

yo comencé a caminar hacia ella sin darme cuenta que no llevaba la rosa

mientras me movía una pequeña sonrisa curvo sus labios

¿busca a alguien marinero? Murmuro la dama

casi incontrolablemente di un paso hacia ella y entonces vi a carla

estaba parada casi directamente detrás de ella con la rosa en la solapa

una mujer ya pasada de sus 40, con cabello griseaso y algo gruesa

la chica del traje verde se iba rápidamente, sentí como si se me partiera en dos

mi deseo tan agudo de seguirla y a la ves, mi tan profundo anhelo

por la mujer de corazón puro que por correspondencia había acompañado

y apoyado durante tiempos difíciles y ahí estaba ella

tenia un aspecto amigable y sereno, no puedo negar que me sentí de pronto decepcionado,

pero enseguida comprendí que ese sentimiento respondía

sólo a la pasión y a la fantasía, contradecía todo lo que precisamente

con la ayuda de carla había descubierto sobre el amor verdadero

fue por eso que di el paso y la salude con autentico entusiasmo

es cierto esto no seria un gran romance pero seria algo preciado

algo quizás mejor que aquel romance que yo tanto soñaba

una amistad por la que había y debía estar agradecido

y me presenté, hola soy el teniente oscar y usted debe de ser la señorita carla

¿la puedo llevar a cenar?, Muchas gracias dijo la mujer

pero usted busca a mi hija, es la joven con el vestido verde que se acaba de ir

me entregó su rosa y me dijo que si usted me invitaba a cenar se la entregase

para que usted se la lleve, lo esta esperando en el restaurant de enfrente.

Aquel encuentro ocurrió al fin de la guerra mundial hace mas de 50 años

Oscar y Carla son ya muy ancianos, pero los años solo han aumentado

aquel amor probado que resulto ser verdadero.

Gracias a Alma Valderramo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre hay que fijarse en lo que una persona tiene adentro eso es algo que nunca cambiara y lo de afuera eso se acaba con el tiempo ;)

Ángel Antonio dijo...

La belleza interior siempre se impondrá a la belleza exterior.